Desde la primera aparición de la World Wide Web en 1989, la red ha experimentado una evolución constante. Aquella web 1.0 inicial, llamada static web, concebida para compartir datos en la comunidad científica y caracterizada por páginas estáticas de solo lectura, dio paso en la década de los 2000 a la web 2.0, o social web. Esta red ofrecía una experiencia interactiva, participativa y visualmente atractiva, permitiendo el intercambio bidireccional de información entre computadora y usuario. Ahora ha llegado el turno de la siguiente iteración de internet: la web 3.0.
¿Qué es la web 3.0?
Aún en desarrollo, su definición sigue abierta a debate. No obstante, se ha llegado a un consenso en cuanto al objetivo de esta tercera generación de la red: ofrecer sitios web inteligentes, interconectados, abiertos y descentralizados, donde el propio usuario tendrá el control sobre la información y disfrutará de una experiencia altamente inmersiva. Para lograrlo, la web 3.0 basa su funcionamiento en varias tecnologías:
La web semántica, una evolución de la World Wide Web cuyo objetivo es mejorar la comprensión de la información por parte de las máquinas: se incorporan entidades semánticas, ontologías y metadatos que etiquetan el contenido para que la máquina interprete el lenguaje natural y entienda el contexto y el significado real de la información.
La tecnología blockchain, responsable de la descentralización de la web y de la inmutabilidad y transparencia de la información: gigantescas bases de datos distribuidas en múltiples nodos, cifradas mediante criptografía y gestionadas por los propios usuarios.
La inteligencia artificial (IA), junto al machine learning y al procesamiento del lenguaje natural, mejorarán la capacidad de las aplicaciones web para aprender y adaptarse, ofreciendo contenidos contextualizados, personalizados y relevantes.
El Big Data, imprescindible para almacenar, procesar y analizar el ingente volumen de datos que se manejará en la web.
¿Qué ofrecerá la web 3.0?
Cuando complete su desarrollo, esta última iteración de la red promete un cambio radical en la forma de interactuar digitalmente:
Democratización
Gracias a la descentralización, la web está abierta para todos: cualquier usuario puede participar y gestionar sus datos y operaciones, sin censura ni restricciones de terceros. Asimismo, será accesible desde cualquier plataforma y dispositivo: se podrá participar desde cualquier lugar y contribuir mediante el software de código abierto.
Personalización y mejor experiencia de uso
El análisis de los datos de navegación se traducirá en un perfil único para cada usuario, válido en toda la web, que permitirá búsquedas inteligentes de contenido contextualizado y adaptado a las preferencias individuales. Además, se espera que la web cuente con una mayor integración de la realidad virtual y aumentada para ofrecer una interacción mucho más realista.
Interoperabilidad y transparencia
Blockchain permite que todos los datos sean inmutables, visibles y rastreables en todo momento por cualquiera, por lo que la transparencia será máxima. Además, las aplicaciones y sitios web estarán conectados entre sí, con lo que los datos fluirán libremente entre plataformas.
Mejor funcionamiento y mayor seguridad
El encriptado de las cadenas de bloques aumenta la seguridad contra hackeos o ataques DDoS, al mismo tiempo que protege la privacidad de los datos, sobre los que el usuario tendrá un control total. La descentralización distribuye la red en múltiples nodos, por lo que se minimizarán las interrupciones del servicio por motivos técnicos. También aumentará la disponibilidad, ya que los servicios blockchain están activos constantemente.
Si bien deben superarse varios desafíos para la implantación masiva de esta tercera iteración –como la necesidad de hardware más potente o de estándares consistentes que permitan la interoperabilidad y superen los problemas éticos o legales generados por la descentralización–, innovaciones como las criptomonedas, los asistentes virtuales o las aplicaciones descentralizadas son casos de uso reales de web 3.0 que prueban que una web inteligente y centrada en el usuario puede ser posible.