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Cómo crear una zona de bajas emisiones

La zona de bajas emisiones (ZBE) es un área delimitada en la que se pretende reducir los gases de efecto invernadero, mejorar la calidad del aire y preservar la salud de las personas mediante la restricción de entrada de vehículos que no tengan el sello ambiental de la DGT.




Se trata de una iniciativa del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico incluida en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que debe estar implementada antes de 2023 y que afecta a todas las ciudades de más de 50 000 habitantes y territorios insulares, y se extiende a los núcleos de más de 20 000 habitantes con una calidad del aire deficiente.


Fases de implementación de una ZBE

Son cuatro las fases que deben cumplirse para implementar las zonas de bajas emisiones.


Planificación

El primer paso para crear una ZBE es el estudio previo, que debe tener consenso institucional, y para lo que es recomendable hacerlo coincidir con una planificación integral de la movilidad. Consta de varios informes:

  • Inventario de la caracterización del parque de vehículos censados y circulantes del municipio.

  • Informe de las emisiones contaminantes causadas por los vehículos.

  • Estudios técnicos de evaluación del impacto ambiental referentes a la movilidad.

  • Encuestas e informes sobre la concienciación de la población respecto a la problemática ambiental.


Diseño operativo

La materialización de las ZBE requiere, en primer lugar, la aprobación de una ordenanza municipal que le dé un marco jurídico. En siguiente lugar, la ejecución de un plan de señalización que se base en el plan integral de movilidad. En paralelo a esta fase, la administración que materializa la zona de bajas emisiones debe crear una campaña de comunicación previa para difundir y ayudar a comprender a la población en qué consiste esta medida, cómo se va a implementar y cómo afecta a la ciudadanía. Por último, dotar a este programa del sistema tecnológico necesario para implantarlo, gestionarlo y controlarlo.


Puesta en marcha

El comienzo del funcionamiento de la zona de bajas emisiones supone que todos los procesos implicados se desarrollen con garantías.

  • Régimen sancionador para los vehículos que accedan a la ZBE sin permiso.

  • Señalización correctamente instalada.

  • Control del tráfico mediante cámaras.

  • Registro actualizado de vehículos autorizados para acceder.

  • Mantener activa la campaña de comunicación y sensibilización.


Seguimiento

El plan requiere la creación de una plataforma para automatizar el tratamiento de datos obtenidos. Esta tecnología permitirá conocer la evolución de la circulación de vehículos según el horario, tipo de automóviles y etiquetas para así monitorizar el flujo de tráfico y validar el cumplimiento de los objetivos y establecer medidas correctoras.


Cómo verificar el cumplimiento de las normas de una ZBE

El sistema de verificación del cumplimiento de la normativa incluye en primer lugar un sistema de capturas formado por varios elementos.

  • Cámaras fijas de reconocimiento de matrículas para zonas de gran afluencia, que pueden ser de unidad de control local, inteligentes o mediante un sistema centralizado.

  • Cámaras embarcadas en vehículos, idóneas para ZBE de escasa circulación.

  • Aplicación web para la Policía Local, que facilita el seguimiento e imposición de sanciones.

Se prioriza que todos los elementos instalados deberían cumplir las normas UNE 199141-1 y 199141-2, además de tener una amplia capacidad de almacenamiento de las imágenes tomadas, que deberían custodiarse dos o tres días en cada cámara por si hay cortes de comunicación.


El sistema de gestión de las ZBE debe incluir los siguientes elementos:

  • plataforma de gestión (back office),

  • plataforma de datos (business intelligence),

  • API,

  • back end,

  • integraciones con diferentes fuentes de datos.


Campañas de sensibilización: cómo lograr que sean eficaces

Una de las claves del éxito en la implantación de la ZBE es la comunicación de la entrada en vigor de esta normativa. Por lo tanto, resulta imprescindible una eficaz campaña de sensibilización y comunicación integral que implique a todas las administraciones afectadas. Esta campaña debe desarrollarse en varias fases donde se incluyan objetivos, retos y mensajes claros.


Es imprescindible elaborar un exhaustivo y ambicioso plan de medios que logre una cobertura superior al 90 % de la ciudadanía. Además, se debe facilitar que la población acuda a la administración para resolver sus dudas mediante canales oficiales, con la creación de páginas web especializadas, teléfonos específicos, oficinas de atención y formularios de quejas, consultas y sugerencias.

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