La capacidad de la inteligencia artificial (IA) de analizar ingentes cantidades de datos en tiempo real, detectar patrones y tomar decisiones de forma autónoma ofrece un enorme potencial que ya se está aplicando en diversos ámbitos industriales para automatizar y optimizar todo tipo de procesos. El sector de las energías renovables no es una excepción: la IA se está convirtiendo en una herramienta imprescindible para aumentar la eficiencia y la sostenibilidad de los modelos energéticos.
Emplazamiento y diseño
Un aspecto clave para el éxito de un parque solar o eólico, dos energías dependientes de las condiciones meteorológicas, es su ubicación. Las herramientas de análisis impulsadas por IA pueden procesar todos los datos relativos a la orografía de un lugar, las horas de sol o la velocidad del viento, entre otros factores, y cruzarlos con otras variables como las necesidades de consumo o el nivel de industrialización de la zona para generar informes precisos y detallados que indiquen la idoneidad de un emplazamiento.
Todos esos datos, además, pueden aplicarse no solo a la elección del emplazamiento sino también al diseño óptimo de las instalaciones: las simulaciones creadas por IA generativa permiten examinar el futuro rendimiento de las diferentes configuraciones que se prueben, modificando variables como la inclinación de los paneles solares, la ubicación de un aerogenerador o la orientación de su góndola.
Protección del entorno natural
En relación con el punto anterior, también es posible simular y evaluar el posible impacto ambiental de las instalaciones en función de la flora y la fauna de la zona: por ejemplo, analizando los patrones de comportamiento de las aves en un entorno natural concreto se puede pronosticar el peligro para esas especies que supondría la instalación de una planta eólica. En ese sentido, además, se han desarrollado sistemas para evitar la colisión de aves contra los aerogeneradores: combinando visión por computador e IA, estas herramientas pueden detectar aves a gran distancia y detener el funcionamiento de la turbina según el análisis de la trayectoria de vuelo del ave y la distancia a la que se encuentre.
Producción
La IA es una ayuda inestimable para optimizar la producción energética. Considerando los patrones climáticos y los registros históricos de producción, puede predecir con una gran fiabilidad la cantidad de energía que generará una planta en un periodo determinado. Esta es una información determinante a la hora de suscribir un contrato de abastecimiento a largo plazo (PPA), un modelo de compraventa de energía que impulsa la adopción de renovables.
Además, la capacidad de tomar decisiones en tiempo real hace que la producción pueda ajustarse automáticamente en función de las condiciones, que se monitorizan constantemente mediante sensores impulsados por IA. Así, es posible, por ejemplo, cambiar el ángulo de inclinación de los paneles solares para seguir la trayectoria solar o modificar el paso de las palas según la dirección o la velocidad del viento.
Distribución y gestión energética
La distribución inteligente es una de las características distintivas de las smart grids, en las cuales la IA es un elemento fundamental: la información recabada en tiempo real por los sensores y dispositivos de control ubicados a lo largo de toda la red, desde la planta productora hasta el usuario final, ofrecen la posibilidad de distribuir la energía en función de las fluctuaciones reales de producción y demanda, reduciendo de este modo tanto la energía desperdiciada como las congestiones de la red.
Sin duda, la inteligencia artificial es una de las herramientas clave para el futuro de las energías renovables. La continua evolución de esta tecnología, además, puede acelerar el proceso de transición hacia un modelo energético más limpio y resiliente.