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¿Qué tipos de inteligencia artificial existen?

La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que imita las actuaciones de los humanos utilizando el conocimiento de las personas para realizar diferentes tareas. Para ello, se emplean algoritmos combinados mediante procesos integrados en diversos dispositivos.


El desarrollo de la IA se ha acelerado en los últimos años con el incremento de las innovaciones digitales, aunque comenzara a crearse en los años 30 del siglo XX. Es necesario conocer los diferentes tipos de inteligencia artificial que existen para así aprovechar las ventajas de aplicar esta tecnología a cualquier ámbito de la vida.


Máquinas reactivas

Son los dispositivos más básicos, puesto que es la primera IA creada y, por tanto, está menos desarrollada. Se trata de sistemas que basan su toma de decisiones en el presente, en el conocimiento que recibe, pero no aprende de las experiencias pasadas puesto que no tiene memoria y, por tanto, no puede evolucionar.


Esta tecnología responde a los estímulos para los que ha sido programada y sus modelos se pueden descargar para desarrollar innovaciones con facilidad.


El ejemplo más clarificador de este tipo de inteligencia artificial es la máquina Deep Blue creada por IBM, un sistema que identificaba el tablero de ajedrez, sabía cómo se mueven las piezas y cómo enfrentarse a un rival, pero no tenía en cuenta los resultados de partidas pasadas.



Memoria limitada

El siguiente paso en la evolución de la inteligencia artificial lo constituye la memoria limitada, en la que se emplean máquinas que son capaces de tener una visión hacia el pasado, pero de forma muy restringida. Son capaces de almacenar información que recogen durante un tiempo determinado e incluirla en la programación para crear nuevos patrones de comportamiento e incluso respuestas para un futuro próximo, pero siempre de forma muy acotada y con bases de datos muy pequeñas.


Al guardar la información por tiempo limitado, no ayuda a crear una inteligencia artificial que se pueda prolongar en el tiempo. Ejemplos de esta IA son los coches autónomos, que son capaces de incorporar representaciones preprogramadas de las vías, como los semáforos o las curvas de la carretera, pero lo hacen de forma transitoria, sin que agregue más datos que aparezcan durante su uso, como sí ocurre con el pensamiento humano, que va sumando experiencia y variando así su proceder.


Teoría de la mente

La evolución de la IA implica la creación de sistemas en los que sí se pueden generar patrones e incluso pensamientos y emociones a partir de la información que se va recabando. La base de esta tecnología está en la toma decisiones a partir no solo de los datos previos, sino también de lo que se va encontrando, al aprender del entorno y del comportamiento.


Son máquinas que, si se terminan desarrollando, supondrán un salto cualitativo en la inteligencia artificial, ya que serán capaces de entender el mundo y, por tanto, dar respuestas ajustadas a sus necesidades.


Autoconciencia

Es el último paso en la evolución de la inteligencia artificial y, aunque aún no se ha desarrollado, es el objetivo a alcanzar. Supone la creación de máquinas que sean conscientes de sí mismas capaces de entender y transmitir emociones y actuar coherentemente ante los sentimientos de los demás.


Este tipo de IA es el que más se acerca al comportamiento de los seres humanos y, aunque aún queda mucho tiempo y trabajo para llegar a este nivel de evolución, será necesario establecer las normas y precauciones necesarias para evitar posibles desórdenes.

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