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Guía práctica sobre autoconsumo fotovoltaico

Dos factores principales están produciendo un incremento del interés por el autoconsumo fotovoltaico: la búsqueda del abaratamiento de la energía y el respeto al medio ambiente. Es por ello que cada año miles de personas optan por instalar placas solares en sus propiedades, ya sean viviendas unifamiliares, edificios, fábricas o empresas.

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Para conseguir que estas instalaciones se realicen con la máxima calidad y eficacia, hay que tener en cuenta una serie de aspectos concretos. Por este motivo, creemos que esta guía práctica sobre autoconsumo fotovoltaico puede ser muy útil para quienes están interesados en implementar este tipo de energía basada en las placas solares.


¿Qué es el autoconsumo fotovoltaico?

La instalación de sistemas de obtención de la energía solar sin depender de otro tipo de dispositivos es lo que se conoce como autoconsumo fotovoltaico. Para ello, se utilizan placas con las que los consumidores, ya sea en edificios públicos o privados, se valen de ellas para producir la electricidad que se requiere.


Aunque el autoconsumo fotovoltaico más exhaustivo se basa en un sistema en el que no se utiliza otro tipo de energía, son tres los modelos que se pueden encontrar en la actualidad:


Autoconsumo conectado a la red

Consume principalmente la energía proveniente de las placas solares y, cuando no es posible disponer de ella, se recurre a otro tipo, generalmente eléctrica.


Autoconsumo aislado de la red

Es el sistema en el que solo se cuenta con la energía fotovoltaica, sin que haya posibilidad de conectarse a la red habitual, por lo que es necesario contar con algún tipo de almacenamiento.


Autoconsumo compartido

En esta fórmula de autoconsumo, los dispositivos instalados sirven para más de una vivienda o edificio, con lo que se necesita una gran producción para responder a las necesidades de todos los ocupantes.


Diseño de la instalación

Cuando un propietario de una vivienda o fábrica decide instalar un sistema de autoconsumo fotovoltaico, el primer paso es realizar un estudio de las posibilidades con las que se cuentan, además de la energía que se requiere para hacer frente a toda la demanda.


Hay que tener en cuenta tanto el factor técnico, es decir, las cubiertas del edificio, la orientación y las necesidades de energía, como el económico, puesto que es importante saber con cuánto presupuesto se cuenta y ajustarse a ello.


En los estudios previos, se incluyen diversos datos técnicos, como las curvas de solapamiento entre producción y consumo, la amortización de la inversión y, por supuesto, el ahorro global de la instalación, además de los años máximos de funcionamiento del sistema.


Tramitación administrativa

Antes de iniciar la instalación de las placas fotovoltaicas, es necesario cumplimentar todos los trámites administrativos necesarios para cumplir con las normativas tanto estatales como autonómicas y locales.


Al tener que hacer una obra, será necesario el permiso del ayuntamiento para realizar la intervención, además de crear una memoria técnica para poder contar con todas las garantías regionales y estatales a la hora de iniciar el consumo energético.


Otro aspecto que se debe tener en cuenta es comprobar si se puede optar a subvenciones, ya que existen diferentes ayudas dependiendo de la normativa del momento y de las administraciones.


Instalación y puesta en funcionamiento

Una vez que se cuenta con todos los permisos y se ha planificado perfectamente cómo ejecutar la instalación, comienzan las obras propiamente dichas. En este momento es necesario garantizar que se cumplen las previsiones, tanto técnicas como económicas.


También se requiere contar con las medidas de seguridad necesarias para que los trabajos se desarrollen con toda la fiabilidad posible y sin que haya riesgo para los operarios.


Una vez que se han instalado tanto las placas solares como todo el cableado, el medidor de energía y el inversor, se pueden dar por finalizadas las obras. Es el momento de garantizar un buen servicio técnico para supervisar y regular las instalaciones de forma continua para evitar problemas, previo paso a su puesta en marcha tras comprobar que funciona todo correctamente.


El último paso será la legalización de toda la instalación, informando a las administraciones públicas de todos los pasos dados, las características del sistema y su operatividad.

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