El respeto del medio ambiente y la necesidad de ahorrar en el coste de la energía están incrementando el interés por la instalación de placas solares de autoconsumo en las industrias, en los edificios y en las viviendas individuales. El principal objetivo es lograr abaratar la factura de la luz gracias a la electricidad limpia y verde que genera esta tecnología, pero ¿realmente merecen la pena?
Qué son las placas solares de autoconsumo
El autoabastecimiento eléctrico se basa en dispositivos fotovoltaicos instalados en un tejado o en un terreno que captan los rayos del sol para convertirlos en electricidad. Las placas solares están compuestas por:
cubierta transparente,
placa captadora,
protección aislante,
regulador de carga,
acumuladores o baterías,
inversor solar.
Cómo funcionan las placas solares
La energía fotovoltaica transforma los rayos del sol en electricidad mediante placas solares. La corriente continua producida se convierte en alterna gracias al inversor solar, que es un dispositivo, que puede ser monofásico o trifásico, que permite que la energía sea compatible con los aparatos eléctricos.
Se pueden instalar baterías para almacenar la energía producida para sistemas aislados, que necesitan electricidad para los momentos en los que no hay sol, o para aprovechar al máximo el autoabastecimiento.
Tipos de placas solares para el autoconsumo
Son dos los tipos de placas que más se instalan en la actualidad:
monocristalinas: son más eficientes, ofrecen un mayor rendimiento y se adaptan mejor a la estética y al espacio de las viviendas;
policristalinas: son más asequibles económicamente.
Compensación de excedentes
El autoconsumo de energía ofrece la posibilidad de elegir entre sistemas energéticos totalmente aislados de la red convencional o conectados a la misma.
Esta última fórmula permite que se pueda tener corriente, aunque no haya sol, incluso aunque no se instalen baterías. Además, favorece la utilización de la energía sobrante, que se puede devolver a la red y obtener, de este modo, una compensación por los excedentes. Cuando esto sucede, las comercializadoras aplican un precio de alrededor 0,06 euros por kWh volcado a la red, lo que supone un ahorro en torno al 15 %.
Ayudas para la instalación
Las administraciones ofrecen una serie de subvenciones y descuentos con los que reducir el coste de la inversión inicial. Existen ayudas para la instalación de placas solares, tanto estatales como autonómicas, dependiendo del tamaño y si son viviendas residenciales o industrias. Todo ello puede suponer un ahorro de entre el 15 y el 50 %. Además, existen bonificaciones en el IBI, ICIO e IRPF.
Requisitos para la instalación de placas fotovoltaicas
Son varios los aspectos a tener en cuenta al instalar las placas solares en una vivienda, como el estado de la cubierta o evitar las zonas de sombra, ya que se reduce la exposición de sol y su eficiencia, al tiempo que debe cuidarse la orientación y elegir espacios que no miren al norte.
Requisitos arquitectónicos
Las placas solares se deben adaptar al espacio con el que se cuenta, por lo que es vital la flexibilidad de los módulos tanto en tamaño como en forma e, incluso, color para así lograr una mayor adaptación. Lo más recomendable es un diseño acorde a las características de la vivienda que integre las placas en las cubiertas y lucernarios o en las fachadas con sistemas como el muro cortina.
También se debe tener en cuenta la inclinación de las placas solares, así como la temperatura a la que puedan llegar para primar la ventilación. Además, tienen que ser fácilmente accesibles para su limpieza si no se garantiza con el agua de la lluvia.
Documentación necesaria para instalar las placas
Para acometer la colocación de placas solares es necesario contar con una licencia de actividad y un certificado de instalación eléctrica o CIE, además de los permisos de obra. También hay que formalizar un contrato de suministro, de acceso y de conexión con la compañía eléctrica en el caso de que la planta necesite estar conectada a la red.
Rentabilidad de las placas solares de autoconsumo
Si tenemos en cuenta el coste de la instalación de las placas y el conjunto del sistema fotovoltaico, que incluye el inversor solar, el cableado y la mano de obra, se calcula que la rentabilidad del autoconsumo se logra en torno a los ocho años desde su puesta en funcionamiento. A partir de los 25 años se estima que la eficiencia desciende en torno al 0,4 % anual, no obstante, el ahorro hasta esa fecha puede llegar a ser de entre 10.000 y 27.000 euros.
La instalación de placas solares de autoconsumo es, por tanto, un sistema muy recomendable para viviendas unifamiliares, comunidad de vecinos, edificios e incluso industrias, aunque deben cumplir una serie de requisitos para garantizar la eficiencia y la rentabilidad del sistema energético fotovoltaico.